El Barcelona ganó 0-2 al Real Madrid en las semifinales de la Champions gracias a dos goles de Messi en un partido en el que el Real Madrid acabó con diez jugadores por la expulsión de Pepe.
El tercer clásico, que se saldó con victoria azulgrana, le pone las cosas muy fáciles al Barcelona. Con la ventaja de dos goles y el campo a su favor en el partido de vuelta, los catalanes están más cerca de la final de Wembley de lo que el Madrid esperaba.
El partido entre madridistas y culés estuvo marcado por la polémica y las tensiones que los entrenadores de ambos conjuntos fueron creando días anteriores al partido. Todo este clima de rivalidad se transmitió a los jugadores, que en la primera parte decidieron no jugar al fútbol y mostrar su cara más agresiva.
Mourinho planteó el mismo juego con el que había conseguido parar el fútbol azulgrana en los anteriores partidos, pero esta vez perdió su batalla particular con Pep Guardiola. El técnico culé volvió a ser fiel a su filosofía y eso se notó en el terreno de juego. Mientras los madridistas se encerraban atrás esperando la contra,Xavi dominaba el partido y ponía en los pies de sus compañeros las mejores ocasiones del choque.
En el túnel de vestuarios, tras el pitido del árbitro, las tensiones entre ambos conjuntos volvieron a salir y una tangana que comenzó con Arbeloa y Keita como protagonistas acabo con la expulsión del portero suplente del Barcelona, Pinto. La segunda parte fue más de lo mismo. El Barcelona no desplegaba su mejor juego pero conseguía mantener el balón en sus pies, mientras que el Real Madrid seguía a la espera, está vez con Adebayor en el campo en lugar de Özil.
Cuando aún faltaba media hora para que el partido finalizase, saltó la polémica en el Santiago Bernabéu. El alemán Stark decidió expulsar a Pepe por un plantillazo a Alves y dejar al Madrid con diez. Mourinho estalló en cólera y acabó en partido en las gradas. La expulsión del madridista dejó al equipo muy tocado y le permitió al Barcelona hacerse con el dominio absoluto del juego.
A partir de este momento es cuando Messi decide impartir justicia. El mejor jugador del mundo definió una excelente asistencia de Afellay, que desarboló a Marcelo. El recital no había terminado ahí. Mientras Cristiano Ronaldo se cabreaba con sus compañeros, Messi le regaló al fútbol una obra de arte que cerró el marcador del encuentro en 0-2.
Con este resultado el Barcelona regresa a casa con los deberes hechos y sin entrar en la polémica expulsión de Pepe, a diferencia de los blancos. El Real Madrid se complica su pase a la final de la Copa de Europa, pero aún no lo tiene todo perdido, falta el partido de vuelta.
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